Nuestro pueblo, con su parla coloquial,
-aunque algún jilicorrecto de renombre
diga lo contrario-, siempre tiene un nombre,
para quien le fastidia la vida y el jornal...
¿Un político? Es un ladrón profesional,
ministro o presidente. ¡No se asombre!
¡Que sólo es el lenguaje de la calle, hombre!
¿Y una política? ¡La querida de un tal!
Ya sé que suena fuerte, pero es cierto.
Así se expresa el pueblo soberano
cuando no están la tele ni los medios
Y no es por ello, falso o encubierto,
si le tratan de tonto y de pagano
que miente madres, en desahogo sano...
Guardate sinvergüenza, tú que medras
por si en lugar de votos, te dan PIEDRAS.
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